Un sari o saree es una tira larga de tela sin costuras, que va de 4 a 9 metros de largo y se enrolla sobre el cuerpo con diferentes estilos y usos. Los países en los que más se usa son la India, Nepal, Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka, Bután, Birmania y Malasia. Prevalece principalmente en el subcontinente indio. La palabra “sari” evolucionó desde la palabra enprakrit (derivada del sánskrito) “sattika”, mencionada en la temprana literatura jainí y budista.
El Mahābhārata (la gran narración de la guerra de los Bharatas) es la gran epopeya mitológica de la India. En la actualidad la mayoría de los hindúes creen que narra hechos reales sucedidos entre el 3.200 y el 3.100 A. C. Dentro de la categorización de textos hindúes, el Mahābhārata forma parte de los Itijasa, que es el nombre que reciben los textos sánscritos no directamente filosóficos, junto con los Puraná (‘historias antiguas’) y el Rāmāiana.
El Mahābhārata es una historia de reyes, sabios, dioses y demonios. La versión completa contiene más de 100.000 versos, siendo cuatro veces más extenso que la Biblia y ocho veces más largo que la Ilíada y la Odisea. Y les comento todo esto ya que haciendo la investigación sobre los orígenes del sari, me encontré con una linda historia derivada de el Mahābhārata.
El Sari
Cuando la bella Draupadi – esposa de Pandavas – fue entregada al clan enemigo en un duelo de apuestas, Lord Krishna (un dios) le prometió proteger su virtud. Los lujuriosos hombres, tratando de hacer efectivo su premio, tomaron una punta del delicado material que la envolvía de manera seductiva, continuaron halando y desenvolviendo pero nunca llegaron al final… La virtud triunfó en esta épica india de hace más de 5.000 años. Leyenda, fantasía, mito, historia o hecho, es la primera referencia histórica que se tiene sobre el sari.
Una historia popular cuenta…
“Se dice que el sari nació en el telar de un fantasioso tejedor. El soñó con una mujer. El destello de sus lágrimas. La rizada caída de sus cabellos. Los colores de sus diferentes humores. La suavidad de su toque. Todo esto lo tejió en conjunto y no pudo parar. Tejió por muchas yardas y cuando estuvo listo, la historia dice que se recostó y sonrió, sonrió y sonrió”
Debajo del sari se usa una blusa o choli que normalmente es elaborado de la misma tela del sari y una especie de falda llamada peticoat el cual es la base para sostener los pliegues en su sitio.
El origen del sari se remonta a los comienzos de la civilización. Existe evidencia de una estatua recuperada de la civilización del Valle del Indo (2.800 – 1.800 AC) de una sacerdotisa usando una prenda enrollada como un sari. En esos tiempos era muy popular atar el sari de una manera que dividía las dos piernas y formaba una especie de pantalón. Esto se hacia con el propósito de cubrir las partes intimas al bailar en el templo para los dioses. Debido a creencias religiosas y razones sociales derivadas del hinduismo, no se usaban costuras en la vestimenta, por ende, en esa era, la parte superior del cuerpo se cubría parcialmente o se dejaba la desnudo, debido a que el uso de la aguja se consideraba impuro. Con la llegada de los musulmanes a la India, comenzó el uso del peticoat.
El sari desde hace un tiempo (no se sabe exactamente desde cuándo) hasta la actualidad se lleva con una falda debajo, que se llama lehenga y con una blusa que se llama choli. Los cholis normalmente son de manga corta y con el cuello redondo y bajo, aunque hoy en día hay cholis de todo tipo: de tirantes, con la espalda descubierta, de cuello alto… Algunos investigadores dicen que los cholis y el lehenga eran totalmente desconocidos hasta que llegaron los colonos británicos y que se introdujeron para satisfacer las ideas del pudor victoriano. Sin embargo, otros historiadores dicen que hay evidencias en los textos más que suficientes para demostrar que estas prendas ya existían en la cultura india.